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  • Foto del escritorGuadalupe Lozano

Literatura comparada: El hombre falso y el torpe, La garza, la culebra, el cangrejo

Obras comparadas: Calila e Dimna, Panchatantra, Exemplario contra los engaños y peligros del mundo, Fabulario



La literatura ha sido víctima de flujos culturales que la han influenciado considerablemente. En la Edad Media latina comienza a difundirse por Occidente la fábula oriental, por lo que estaba familiarizada con el fabulismo esópico. Los cuentos esópicos[1] europeos, en su mayoría son de origen oriental. Sin embargo, algunos vienen de fuentes esópicas clásicas latinas que se difundieron en la Edad Media gracias a clérigos y maestros que sabían latín, y que buscaban, bien divertir o bien, satirizar las costumbres de su tiempo, ambos a través de la inserción de la fábula clásica en el relato medieval corto: el exemplum.[2] Así pues, esa intención didáctica de carácter ético y universal hacía de los cuentos, fabulas. Las colecciones de fábulas latinas de la Edad Media eran muy conocidas (Aviano, Rómulo y Fedro, al lado de Esopo)[3], y todas se popularizaron extraordinariamente. Por otra parte, las versiones latino-medievales provienen de fuentes orientales mucho más antiguas. Durante la Edad Media llegaron a Europa por Bizancio, Grecia, Italia. Y posteriormente a España, con los árabes. Hay una gran variedad de ciclos de fabulas de origen antiquísimo, que se remontan a pueblos indoeuropeos. Estos pueblos los llevaron a las fronteras de Europa y Asia, y después, como resultado de las migraciones y conquistas, tomaron nuevos caminos y se difundieron por todo el mundo.


En su Antología del latín medieval[4] , A. Fontán y A. Moure Casas dicen: «En el siglo XIII empezaron a ser conocidas en la Europa de la cultura latina fábulas orientales que se sumaban al caudal de narraciones de origen esópico, cuya vitalidad no se había extinguido nunca del todo desde la Antigüedad. Se compusieron varios conjuntos de relatos, independientes entre sí en el proceso de elaboración, incluso aunque en algunos casos tuvieran la misma fuente». Que los relatos tuvieran en algunos casos las mismas fuentes, quiere decir que se llevaban a cabo trabajos de traducción. Algunos autores de la literatura de traducción son, por ejemplo: el árabe Abdala Benalmocafa (Kalilae et Dimnae) y el latino Juan de Capua (Directoriumhumanae vitae), versiones ambas del Libro de Calila e Dimna. La obra de Capua se fecha entre 1262 y 1268. Como ya es sabido, también se hizo una

[1] En el diccionario castellano esópico significa perteneciente o relativo a Esopo, fabulista griego del siglo VI C. [2] Modalidad del discurso didáctico cuya característica más notable es hacer coincidir, en uno, dos artes diferentes: el arte de enseñar y el arte de contar. [3] Fueron difundidos por toda le Edad Media en latín a través de los clérigos. Su origen está en fuentes orientales, procedentes de la India y de Persia, a través de versiones griegas, judías y árabes. [4] Fontán, A. y Moure Casas, A., Antología del latín medieval, Madrid, Gredos, 1987, 419.


traducción del latín al castellano del Libro de Calila e Dimna hacia la mitad del siglo XIII por Alfonso X el sabio. La importancia del género fabulístico y sus distintas versiones, radica en haber puesto en contacto dos culturas: la oriental y la occidental. La influencia de la fábula oriental sobre la occidental se centró en la transmisión del arte de enseñar a través de relatos, el arte de narrar, por ejemplo, el dotar de nombres propios a los animales. Estas traducciones del siglo XIII renuevan las relaciones ya existentes entre una tradición y otra. Todo esto, permite hablar de la fábula como un punto de unión entre dos civilizaciones.

Conforme las versiones de los textos suceden, la adaptación se impone a la traducción y surgen nuevos títulos, personajes, escenarios, orientaciones morales, y variaciones en general sobre los textos antiguos. Esto da lugar a que se escriban nuevos prólogos que pretendan explicarlos e ilustrarlos. Y lo que supuestamente fue en algún momento, un texto único y homogéneo, se vuelve una pila de versiones y ediciones que no hacen más que vislumbrar su verdadero origen.

Ahora bien, los estudios sobre el texto de Calila e Dimna se han llevado a cabo primordialmente en la mezcla de un núcleo oriental[1] con otros elementos (cuyo origen no es muy claro). Por lo tanto, como resultado se ha confirmado que el Calila e Dimna es un libro, o hemos de decir libro formado, de origen indio. Este argumento se refuerza al comparar el Calila con el libro hindú Panchatantra. Los primeros capítulos que forman el Calila e Dimna corresponden al Panchatantra. El Panchatantra es una recopilación de fábulas hindúes moralizantes escritas en sánscrito. El título significa ‘cinco’ (pañca) ‘tramas’ (tantra)[2]. La versión india es la más completa, consta de cinco libros con setenta y tres textos en prosa que se intercalan con poemas con estribillos que ayudan a que el mensaje sea memorizado con mayor facilidad. La obra tuvo gran influencia en la posteridad, dentro y fuera de la India.


El Panchatantra es la más antigua de las colecciones de cuentos que se poseen de la literatura sánscrita. Estudiosos sugieren que hay diferencias notables entre el texto árabe del Libro de Calila e Dimna y el Panchatantra. El texto árabe está dividido en dieciocho capítulos de los cuales solo cinco corresponden a los cinco libros del Panchatantra, y más aún, esos capítulos muestran grandes diferencias con los cinco libros de aquél. Muchas fábulas de la versión india se han omitido en la árabe. La cual, a su vez, tiene otras fábulas que no aparecen en el texto sánscrito.

[1] En cuanto a su carácter didáctico y tomando en cuenta las distintas traducciones. [2] Tantra también puede traducirse como ‘reglas’ o ‘libros’.


Las versiones medievales del Calila e Dimna son, sin lugar a duda, una de las muestras más valiosas de transmisión, pues el libro fue traducido dos veces al castellano, en el siglo XIII a partir de la versión árabe, y otra tomando como base el texto latino de Juan de Capua (que a su vez proviene de la versión hebrea de Rabí Joel en el siglo XIII). Así pues, el libro fue conocido en castellano tanto en la vía occidental como en la oriental. Gracias a la versión de Capua aproximadamente entre 1262 y 1268, el Calila se difundió por toda Europa y se hicieron muchas traducciones, entre ellas la castellana, el Exemplario contra los engaños y peligros del mundo, impresa en Zaragoza en 1493. El Exemplario, tuvo gran éxito editorial, con constantes impresiones que se difundieron hasta mediados del siglo XVI. Cabe afirmar que ésta fue la vía que permitió al público del Siglo de Oro conocer las viejas fábulas orientales. Al comienzo del libro se define la obra como un “compendio lleno de deleite y sabiduría y de información para los hombres muy necesario.”[1]


El 30 de marzo de 1493 en Zaragoza, surgió la primera impresión del Exemplario contra los engaños y peligros del mundo. El título apuntaba a un carácter doctrinal religioso, sin embrago, se trataba de una nueva versión del Calila e Dimna que procedía de la vía occidental, es decir, de la versión latina. El análisis de las constantes transformaciones que ha sufrido el Calila e Dimna, incluso llegando a convertirse en Exemplario, es un maravilloso testimonio de la capacidad que tiene la obra de adaptarse e integrarse en culturas nuevas. Las circunstancias en las que se elaboró la traducción no se conocen del todo; sin embargo, si se confrontan el texto castellano con los impresos de Juan de Capua, hay gran semejanza, aunque también se muestra un número muy elevado de divergencias, que incluso pueden no haber sido por voluntad del traductor.


La primera parte del Exemplario es la historia protagonizada, como ya es sabido, por los dos chacales, Calila y Dimna. Que a su vez se divide en dos, la segunda parte de esta historia equivale al capítulo tercero del Exemplario. Estas historias mantienen una unidad temática, ya que se centran en los peligros de la vida cortesana y formal y además son las únicas que comparten protagonistas. A partir del capítulo cuarto, las narraciones van siendo progresivamente más breves y sencillas. En total, el libro consta de 17 capítulos y estos se distribuyen en seis tratados.


Este género no solo tuvo influencia en el momento en que si hicieron las primeras traducciones. La esencia humana y universal de estas fabulas dan garantía de su pervivencia en la posteridad. El Fabulario de Sebastián Mey es un claro ejemplo de esta pervivencia.

[1] Marta Haro Cortés de la Universidad de Valencia, en el preliminar del libro: Exemplario contra los engaños y peligros del mundo.


La obra se data al siglo XVII y consiste en una colección de cincuenta y siete fábulas y cuentos sacados de distintos autores. Todos incluyen al final un dístico moralizador. Treinta y uno de los cuentos tratan de animales. Como es bien sabido, los cuentos de animales vienen directamente de fuentes esópicas difundidas durante la Edad Media. El Fabulario de Mey es precedido por una genealogía cuentística en la que se incluyen, el Panchatantra y el Calila e Dimna; tanto la versión árabe como la versión castellana. Se trata de un libro creado con una clara intención moralizadora y didáctica. Esta intención pedagógica es lo que hace decir a Menéndez Pelayo: “Su intención pedagógica no podía ser más honrada y cristiana, y bien lo prueba el piadoso exemplo con que su libro termina.”

Se ha dicho que el Fabulario es una clara manifestación del fenómeno de cambios que han sufrido las fábulas como resultado de las ediciones. Esto resulta evidente, pues lo primero que hace Sebastián Mey al tratar los cuentos es españolizarlos con un procedimiento que modifica nombres, cambiándolos por unos típicamente hispánicos. Además, aparecen localizaciones geográficas muy precisas, como es Bisagra en Toledo. La modificación que hace Mey a las fabulas muestran su capacidad recreativa para rejuvenecer viejas historias.

Ante la evidente diversidad de versiones y ediciones parece interesante realizar un estudio comparativo de las versiones (castellana y árabe) del «Libro de Calila y Dimna», el «Panchatantra», el «Fabulario», y el «Exemplario contra los peligros y engaños del mundo», con el fin de extraer conclusiones que pudieran demostrar los cambios que ha sufrido la literatura con el paso del tiempo. Así pues, he realizado un cotejo entre las obras citadas, centrando mi atención en las semejanzas y diferencias de una fábula del Calila e Dimna: “El hombre falso y el torpe”, con respecto a sus distintas versiones en los otros cuatro libros. Los puntos que he examinado en este cotejo han sido los capítulos o libros en los que aparece, las variantes de nombres de personajes, variantes en contenido: acontecimientos, y finalmente la moraleja. En primer lugar, daré una breve síntesis de la fábula, tomando como base la versión del Panchatantra. Posteriormente, voy a exponer los argumentos resultantes de mi análisis, que se espera que arrojen una luz sobre los flujos culturales que han influenciado la obra en cuestión.


I. Síntesis de la fábula:

Los personajes principales son: Dharmabudhi (torpe) y Papabudhi (falso). Estos, aparentemente amigos, están por marcharse a otro país. En el camino, Papabudhi adquiere una gran fortuna gracias a Dharmabuhdi (en la fábula no se especifica más sobre cómo la obtiene). Papabudhi quiere quedarse el dinero, así que manipula al otro con un motivo: esconder los maravedís para que no se los pidan familiares y parientes. Ambos deciden esconder el dinero en un zami (árbol). Papabudhi aprovecha la inocencia de su amigo y, cuando este no está, toma el dinero. Un tiempo después, Dharmabudhi tiene necesidad y propone a Papabudhi volver por dinero. Vuelven al árbol y al ver que no hay nada, Papabudhi disimula su crimen culpando y amenazando a Dharmabudhi. Este intenta justificar su inocencia aludiendo a la conciencia recta, y a la honestidad. Tras la discusión deciden acudir al ministro de justicia para resolver el conflicto y castigar al verdadero ladrón. El ministro decide volver al siguiente día al árbol y esperar a que las divinidades del bosque revelaran al culpable. Papabudhi acude a su padre para pedirle ayuda con el fin de conservar el dinero. El padre duda por miedo a morir: “El dinero desaparecerá junto con mi vida.” Pero el falso insiste y finalmente el padre acepta. En el momento del juicio frente al árbol, todos son engañados por el padre de Papabudhi, que con voz misteriosa y sin que nadie lo vea, dice que el culpable es el torpe. El ministro lo cree y mientras miraba en el Código la pena que debía imponer al supuesto culpable, Dharmabudhi prende fuego al zami usando combustible. Herido por el fuego, el falso viejo sale a la luz. Se desvela la verdad y como castigo cuelgan a Papabudhi en una rama del zami y dan el dinero al torpe.



II. Aparece en:

La fábula del falso y el torpe aparece en el Panchatantra en el libro I, cuento XIX. En el Calila e Dimna árabe aparece en el capítulo I titulado “El león y el buey.” En la versión castellana aparece en las páginas 171 – 175 (incluyendo la fábula de la garza, la culebra y el cangrejo) que pertenecen al capítulo II, titulado: Del León et del Buey. En el Fabulario de Sebastián Mey es el cuento número XXVIII de LVII cuentos. Y por último, en el Exemplario contra los engaños y peligros del mundo aparece en el capítulo II titulado: “Del león y del buey”; en este caso hay gran similitud con el Calila e Dimna, pues los capítulos se titulan igual.


III. Nombres de personajes

Una diferencia importante entre las fábulas es el nombre que se le da a los dos personajes principales. En el caso del Panchatantra, se les dan nombres propios: Dharmabudhi es el torpe y Papabudhi el falso. Esta es la única versión en la que se les da verdaderos nombres. Por otro lado, en la traducción del árabe del Calila e Dimna se presentan como: ‘mendaz y estúpido.’ La versión castellana del Calila e Dimna se asemeja mucho a la árabe, sin embargo, los personajes se presentan como ‘el artero y el necio.’ En la versión de Sebastián Mey se les refiere como ‘el verdadero y el mentiroso.’ Y en el Exemplario contra los engaños y peligros del mundo se les refiere como un hombre engañador y otro de buena criança, además en esta versión la fábula se titula con una especia de sentencia: Muchas vezes arma el hombre para sí el engaño queriéndolo armar para otri. Es necesario resaltar que en todas las versiones los que actúan son personas. Este elemento resulta curioso ya que, al ser cuentos esópicos, se espera que los personajes sean animales hablantes. Solo es en el caso de la fábula de la garza, la culebra y el cangrejo, que se vuelve a mostrar este aspecto característico. Se hablará sobre esta más adelante.


IV. Elementos de contenido: escenarios, acontecimientos.


Con el fin de que el estudio sea claro y conciso se ha hecho una tabla comparativa que muestra las diferencias entre distintos elementos de las fábulas de acuerdo al orden cronológico de cada una:





Tras haber hecho un análisis riguroso de las distintas versiones, creo que es relevante mencionar ciertos elementos que he encontrado en cada una, y que pueden pasar desapercibidos por el lector. En primer lugar, en el Panchatantra, la fábula tiene un carácter más moralizante que el resto. Después de determinado número de líneas se introduce una entrada en la que se da una sentencia o idea con una evidente intención didáctica. Además, cuando los personajes principales van a buscar al alcalde, este hace referencia a un cierto ‘procedimiento’ que no se ha cumplido. Y al final, el juez busca en el Código la pena debida.


Esto sucede en el transcurso de toda la fábula. Queda claro que el Panchatantra presenta un carácter mucho más tradicional y religioso. Propio de la intención didáctica y moralista del mismo libro.


Más aún, es muy notable que en la traducción del árabe del Calila e Dimna hay elementos violentos que no se incluyen en las demás versiones. Se ve cuando el mendaz da de bofetadas al estúpido y cuando este muele a su padre a golpes. Pareciera que se intenta dar advertencia de las consecuencias graves que conllevan las decisiones que uno toma. Nuevamente, se presenta ese carácter didáctico.

Ahora bien, haciendo a un lado los elementos que diferencian cada una de las fábulas, me parece interesante resaltar que en la versión castellana del Calila hay un error que resulta imprescindible corregir para que la fábula no pierda sentido: en la línea 29, se dice que habla el necio, pero en realidad es el torpe quien invoca a Dios como testigo para comprobar su inocencia. Es un detalle pequeño pero relevante. En la edición de la Editorial Castalia, se incluye una nota al pie en la que se corrige el error.

Como ya se ha mencionado en la tabla, el Panchatantra, el Calila e Dimna en sus dos versiones (árabe y castellana), y el Exemplario en contra de los engaños y peligros del mundo, incluyen una segunda fabula con la que se completa la moraleja de la primera. En el caso del fabulario de Sebastián Mey esta segunda fábula no aparece. En la versión castellana del Calila e Dimna se titula, como ya se ha mencionado: “La garza, la culebra y el cangrejo.” Es curioso que hay una fábula hermana a esta en el mismo libro, titulada: “La garza, las truchas y el cangrejo” los personajes son los mismos a excepción de las truchas y, sin embargo, los acontecimientos y la moraleja son muy distintos.


La garza, la culebra y el cangrejo aparece en el Panchatantra al final de la narración de la fábula del falso y el torpe, y quien reflexiona su moraleja no es Papabuhdi o Dharmabuhdi, sino Damanaka. En el caso de la traducción del árabe, la fábula de la garza, la culebra y el cangrejo, se introduce cuando el mendaz va a buscar a su padre para pedirle ayuda y este quiere que reflexione antes sobre el peligro de la mentira. Se ensarta la segunda fábula con el fin de que la moraleja de la primera quede ejemplificada y, por lo tanto, más clara. En cuanto a la versión castellana del Calila e Dimna, sucede lo mismo que en la versión árabe. En el Exemplario en contra de los engaños y peligros del mundo, la misma fábula aparece encertada del mismo modo que el Calila e Dimna, pero esta presenta una gran diferencia, que es que se titula con una sentencia que parece ser, en sí misma, una reflexión: “Al astucioso astucia le pierde”. En cualquier caso, la moraleja de la fábula es la misma e indudablemente va de la mano con la moraleja de la fábula del falso y el torpe.

Ahora haré una breve síntesis de la segunda fábula (nuevamente tomando como base la versión del Panchatantra) y posteriormente la relacionaré con la moraleja de la fábula primera; logrando así dar sentido a su inclusión.


La fábula de la garza, la culebra y el cangrejo, cuenta la historia de una garza que sufre mucho pues es acechada por una culebra que devora a sus polluelos. Un cangrejo escucha sus lamentos y sus deseos de matar al criminal y decide aconsejarla. Le sugiere que esparza trozos de carne de pescado desde la puerta de la madriguera de un icneumón[1] hasta el hueco de la serpiente. Así el icneumón seguiría el camino y devoraría a la serpiente. Así hace la garza y el icneumón mata a la serpiente, pero sigue el rastro de la carne de pescado y se come poco a poco a todos sus polluelos.


Lo que ésta fábula pretende trasmitir es que quien no asegura y mira bien sus trampas, puede ser la primera víctima de ellas. Relacionándolo con la fábula del falso y el torpe, se utiliza esta moraleja como una advertencia previa a la moraleja final. En las versiones en las que el padre del falso es quien narra la fábula de la garza, se le representa como un hombre sabio que busca adoctrinar a su hijo utilizando un ejemplo. De alguna manera se adelantan las consecuencias. El padre de cierto modo predice lo que le llegará a pasar a su hijo. Por otro lado, la moraleja de la fábula del falso y el torpe es que “la verdad prevalece, y la mentira con su autor perece.”

[1] Insecto


Finalmente, si hacemos un análisis simultáneo de ambas moralejas, resulta evidente su paralelismo y relación: quien no asegura y mira bien sus trampas puede ser la primera víctima de ellas; el tramposo siempre es mentiroso y en él la mentira perece, siendo así la víctima de sus mentiras.

En todas las versiones la moraleja es siempre la misma; a pesar de que se llegue a ella de distintas maneras. Considero que las diferentes formas de encaminar las historias hacia una misma moraleja, son resultado de las diferencias culturales que hay en el momento en que las ediciones se llevaron a cabo. De cualquier forma, el paso del tiempo y los flujos culturales no han sido capaces de arrasar con la esencia humana y universal que caracteriza estas fábulas. Y queda claro que, aunque el hilo de argumentos sea un poco modificado, el fondo y el verdadero sentido de las historias prevalece.


Para concluir me gustaría citar a Miguel de Unamuno: “Así es el mundo, y la vida. Comentarios de comentarios y otra vez más comentarios.”[1]

Cualquier publicación folclórica ha de tener la capacidad de adaptarse y pervivir. La materia que compone estas fábulas tiene la suficiente vitalidad y flexibilidad para evolucionar y formar parte de culturas tan dispares (árabe, la judía y la cristiana). Es válido que las diferencias culturas agreguen, eliminen, modifiquen, o decoren elementos, la esencia universal del texto pervive. Hay un significado global que no se pierde. Como hemos visto en este estudio, hay muchas cosas que pueden cambiar, pero la moraleja es la misma. El ser humano evoluciona y crea historia, lo mismo sucede con la literatura. Seguirán surgiendo nuevos textos, nuevas ediciones, traducciones, comentarios y otra vez más comentarios; pero el mismo impulso popular y el mismo arraigo folclórico pervivirá para siempre gracias a la esencia humana de los textos.

[1] Cómo se hace una novela – Miguel de Unamuno (Alianza Editorial, Madrid, 1966), p. 120.






Bibliografía


Literatura y tradición oral: fábulas y cuentos folklóricos de animales (I) a, HERNANDEZ FERNANDEZ, Ángel, Revista de Folklore número 299, 2005.

Fontán, A. y Moure Casas, A., Antología del latín medieval, Madrid, Gredos, 1987, 419.

Rodríguez Adrados, F., Historia de la fábula greco-latina, vol. II, Madrid, U C M , 1985, 560-571.

Marta Haro Cortés de la Universidad de Valencia, en el preliminar del libro: Exemplario contra los engaños y peligros del mundo.


El “Libro del Calila y Dimna” redactado en latín por Raimundo de Béziers, Cristina Taberno, Universidad de Navarra.


Las fabulas del Panchatantra y sus nuevas versiones en el Kalilah wa Dimnah árabe y el Calila e Dimna español, Miguel Zugasti, Papeles de la India, 1990.


Exemplario contra los engaños y peligros del mundo (c) 2007. Colección Parnaseo- PUV (Publicacions Universitat de València), coord. de Marta Haro Cortés


Calila e Dimna, Cacho Blecua. J.M., Lacarra. Ma.J., Editorial Castalia, Madrid. 1984


Panchatantra, edición de Alemany Boolufer José, Editorial Paidós Orientalia


Calila y Dimna, Benalmocaffa Abdalá, traducción de Marcelibo Villegas, Alianza Editorial.


Fabulario, Mey Sebastián, Edición de Carmen Bravo-Villasante, Fundación universitaria española, Facsímil – 1, 1975.


Cómo se hace una novela – Miguel de Unamuno (Alianza Editorial, Madrid, 1966), p. 120.

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